Reflexión

Pasamos la vida buscando respuestas, sin nunca haber hecho la pregunta adecuada. Ellas están allí, esperando las palabras justas. Cada quien tiene su mandala

martes, 30 de septiembre de 2008

Cuestiones

¿Cuestión Salario, cuestión Docente o cuestión Nación?
Por Carlos Benedetto

La semana pasada, con motivo de la advertencia del Gobernador Bonaerense Daniel Scioli a los docentes que si hacían paro se les iba a descontar los días de paro, escribí la nota titulada “Un docente pide disculpas” que fuera publicada y difundida por algunos medios de comunicación.
Quiero en esta oportunidad, si el lector piadoso me lo permite, ahondar en la problemática que la cuestión docente parece suponer.
Algunas de las repercusiones que esa nota provocó y que me fueran gentilmente enviadas a mi correo electrónico, apuntan a reflexionar sobre los orígenes políticos de lo que ha querido presentarse como una pulseada entre los mezquinos intereses de los docentes y la voluntad dialoguista del gobierno provincial.
Fundo la frase “Mezquinos interese docentes” en las opiniones vertidas por el Director General de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires Profesor Mario Oporto en distintos y variados medios de comunicación en las cuales dijo que si él “trabajara como docente ocho horas diarias, ganaría arriba de siete mil pesos” y aseguró no entender la actitud docente de “reclamar nuevamente un aumento de sueldos cuando les fue otorgado un aumento superior al 20% en el mes de marzo”. En un mismo sentido, el Jefe de Gabinete Alberto Perez dijo en una entrevista a TN “queremos dialogar, tenemos que seguir dialogando porque no podemos dejar sin clases a mas de 40 mil alumnos”.
Aquí pregunto: ¿Si un empleado de una fábrica tiene problemas constantes en su labor diaria, negocia las condiciones laborales con el capataz o con el dueño de la fábrica?, cuando el conjunto de decisiones las toma el dueño, se negocia con el dueño y se resisten las decisiones del capataz si es que este no toma partido por el trabajador.
No se trata entonces de defender la postura de resistencia y mucho menos de perder tiempo en hablar con el representante del poderoso.
Lo oportuno sería cuestionar directamente la raíz misma del problema que, en este caso, no es ni mas ni menos que la sumisión del gobierno provincial ante el gobierno nacional que ha alquilado por el lapso de 4 años el uso del sillón de Dardo Rocha y que somete a la provincia de Buenos Aires al mas flagrante deterioro de sus instituciones en pos de la permanencia de un modelo económico y político que no tiene como objeto la restitución de las condiciones que den nuevamente vida a los paradigmas de mayor trascendencia desde que somos nación “Educar al soberano” y “Gobernar es poblar”.
Porque si todo se redujera a un problema de caja cabría preguntarse entonces ¿Qué caja es la que defiende el Gobernador, su Jefe de Gabinete y el Director General de Escuelas?
¿Estamos los docentes discutiendo el tema correcto y con las personas indicadas o nos estamos dejando llegar a un debate inconducente que provocará que en breves meses mas estemos a las puertas de un nuevo encontronazo?
¿No fue suficientemente aleccionadora la conducta de Ghandi cuando logró la salida del Imperio Británico de la India cuestionando la raíz misma de las normas que los sometían sin desgastarse en discutir ni un solo segundo con los emisarios de la Corona Real?

¿Qué habría que discutir?, ¿Con quién hay que discutir? y ¿A quiénes llevamos para que hablen por nosotros?
¿El salario tendría que ser tema de debate? Permitir que ese sea el eje de la discusión es como estar dispuesto a conversar constantemente sobre el sexo de los Ángeles. No tienen sexo y si lo tuvieran no sería importante pues no afecta a la función del Ángel. No debemos estar dispuesto a perder el tiempo discutiendo si nuestra profesión, la de docente, tiene o no “suprema importancia social”. Está más que fundada su valoración a lo largo de la historia de la humanidad como para permitir que tres señores se arrojen el derecho de cuestionarla reduciéndola a una valoración monetaria. Así como no nos permitimos cuestionar la importancia que supone tener autoridades para que estas conduzcan las instituciones, no se debe permitir a esas personas que circunstancialmente ocupan cargos públicos, cuestionen el rol del educador pues es previo incluso a la conformación de los “estados naciones”, incluso previo a los “reinados”, los “imperios” y a las mas básicas formas de organización social, repito, incluso desde antes de la aparición de la escritura, el rol del educador es funcional a la organización social.
Si la discusión central no es el salario del docente tampoco puede serlo el de aquel que ya, por edad, está jubilado pero desempeñó toda su vida esa honrosa actividad y menos aún puede estar en discusión el tratamiento de la salud de esas personas. Merecen un poco mas de respeto.
Entonces, si lo central no es el salario, sólo puede ser primordial el debate sobre el rol que la “formación del cuerpo social” juega dentro de un “Proyecto Nacional”, por lo tanto estamos equivocando, no solo el tema sino también con quién hablamos, pues un gobierno provincial no define por si sólo el proyecto nacional, lo integra.
Hay que hablar con las máximas autoridades nacionales, pero no solo con el Presidente de la Nación, pues éste viene influyendo principalmente en el gobierno del presente y menos en el diseño del futuro, mientras que los representantes de la población y de los estados provinciales son los que deben diseñar las normas que construyan la nación del futuro y esos son los Diputados y Senadores. Además, está más que probado que los objetos que conducen a este Poder Ejecutivo Nacional no son construir el futuro de la nación sino poner en caja y con mordaza a las provincias. Sino como se entiende que no se socorra al gobernador más fiel de ese esquema de poder que nos tiene a todos por reclusos so-pena de descuentos en los salarios si se osa hacer uso del derecho constitucional de decir “no estoy de acuerdo”.
¿Pueden llevar nuestro pensar, a esa mesa de discusión, personas que, en el pasado han evitado esta discusión?, ¿Alguien contrataría al mismo abogado que, en causas anteriores, no evitó que uno fuera al cadalso?, ¿Quién pagaría al mismo médico que no nos previno ni nos curó de enfermedades leves, como para que ahora nos realice una operación coronaria? No es una acusación, es simplemente un replanteo.
Habida cuenta de lo acontecido en los casi doscientos años de existencia institucional de nuestra nación, del reconocimiento del estado de situación imperante en el presente y de la impostergable definición respecto del tipo de nación que se pretende ser, es que nos es inherente, como docentes, una tarea mas. La de conducirnos al destino que pretendemos o ir callados y cabizbajos al intestino mismo de una nación si futuro donde el presupuesto educativo sea una variable económica más, pasible de modificaciones según la urgencia que el momento político disponga.
Desde la posición del formador podríamos comenzar con proponernos algún que otro objetivo como ¿Qué rol queremos desempeñar como educadores en el marco de un proyecto nacional?
Aventuro, si me lo permiten, el siguiente rol: En 1927 un joven de 18 años se recibió de maestro en el Colegio Normal Mariano Acosta. Comenzó a trabajar al frente de grado en 1929 (6º grado). Alrededor de 1935 lo que ganaba, lo repartía así: la mitad quedaba en la casa de su madre, una cuarta parte la guardaba para casarse y él vivía muy bien (trajes a medida, por ejemplo) con la otra cuarta parte de un sueldo que, en ese entonces era de $250. Mi padre conoció a ese hombre, era su padre, es decir mi abuelo. Él trabajaba a la tarde en su casa corrigiendo cuadernos, haciendo copias de texto con un método que utilizaba gelatina y preparando lecciones. Debió haber sido muy buen maestro ya que sus alumnos de esa época siguieron viéndolo y homenajeándolo hasta el momento de su muerte allá por 1984, hoy, la biblioteca de una de las escuelas de las que fue maestro, lleva su nombre. Las mamás de sus alumnos (generalmente señoras inmigrantes) le tocaban el timbre de la casa para pedirle consejo sobre un trámite o sobre cómo escribir una carta. Ser maestro en un barrio de clase media-baja era ser respetado por todo el mundo.
Mientras no se restituya esa condición, la educación está kaput y con ella, kaput la nación para la cual Sarmiento propuso “Educar al soberano” y Alberdi “Gobernar es poblar”

2 comentarios:

Ramior dijo...

Estimado Ramiro:
Navegando por internet, encontré en su blog "http://tizasypizarrones.blogspot.com/" la nota de mi autoría titulada "Un Docente pide disculpas" sobre la cual le agradezco su difución.
No quería dejar pasar la oportunidad de ponerme en contacto con usted y de acercarle por este medio otra nota en la cual reflecciono, no ya ironicamente, sobre lo que, a mi entender, es la problemática docente.
Dicha cuestión obviamente me preocupa pero más me preocupa el proyecto de nación.
Les adjunto una nota en la cual intento abordar esta cuestión desde mi humilde interpretación.
Les mando un fuerte abrazo
Carlos Benedetto

Ramior dijo...

Gracias Carlos por compartir tus opiniones en este espacio, es gratificante saber que se puede contar con docentes que participan activamente en este medio. La docencia no se practica sólo en las aulas.
Aprovecho también para agradecer a todos aquellos que a través de mails me acercan material para publicar, aquí las palabras son libres y se unen para erigir las ideas más sólidas y estructuras diversas con el estilo personal de sus arquitectos intelectuales.