Reflexión

Pasamos la vida buscando respuestas, sin nunca haber hecho la pregunta adecuada. Ellas están allí, esperando las palabras justas. Cada quien tiene su mandala

miércoles, 18 de junio de 2008

"Felíz día del Padre"

El kirchnerismo parió un candidato

Después del lunes 9 de junio, la presidenta Cristina-Kirchner dio por cerrada la negociación con los representantes de las entidades agrarias con la idea de pasar a otros temas de gestión. “Sobre el campo no se habla más”, el espíritu del discurso presidencial se montaba sobre la caracterización de que la resistencia agraria estaba de capa caída; la sociedad estaba podrida del tema, las entidades divididas y entonces, llegaba la hora de retomar la ofensiva dando una vuelta de pagina a un problema que maltrató durante más de 90 días al “gobierno de la hegemonía”.

El procedimiento mediante el cual el gobierno intentó retomar la ofensiva política fue el de dar una explicación coherente, desde el punto de vista lógico y aceptable desde el punto de vista social, a la política de retenciones y al destino de los fondos.
Estos anuncios llenaron de entusiasmo a varios de los presentes en el acto, sobre todo a aquellos, que consideraban que la falla, que sacude tan duramente al gobierno de Cristina, está en la en la forma en como se comunicaron las medidas y no en el fondo estructural de una crisis económica que al agudizarse toma un carácter político.
Los defensores de estas “tesis comunicacionales” sostienen que de haber explicado desde el principio que con este dinero se construirían rutas, hospitales y escuelas, la sociedad adheriría sin condiciones a la política oficial y “el campo” quedaría reducido a un grupo de sujetos mezquinos y codiciosos que atentan contra los intereses populares.
La táctica del oficialismo, 90 días después de iniciado el conflicto, fue entonces, dar una respuesta sobre el destino de los fondos, para que la sociedad los acompañe en esta medida y que, de esta manera, se terminen las suspicacias sobre que lo que se discute, en esta pulseada con los sectores agrarios, es un simple problema de caja.

A renglón seguido, vinieron las promesas de distribución de los 1500 millones de dólares que el gobierno no tiene. La presidenta terminó anunciando una especie de “revolución en infraestructura social”, el problema, a esta altura, es que nadie le cree.

Algo más que choripan y vino

Cristiano Ratazzi, presidente de la multinacional Fiat fue uno de los más entusiastas defensores de “la distribución de la riqueza”, planteadas por el kirchnerismo en el Salón Blanco y... tuvo su recompensa. El gobierno le subsidiará el 10 % del costo en las importaciones de todas las autopartes que la empresa necesite para el montaje de sus autos.
Otros grandes capitostes del empresariado argentino, convocados también para darle mayor potencia y homogeneidad a la medidas de corte unilateral del dialogo entre el oficialismo y los agrarios, vienen siendo recompensados con la misma política de “distribución” de subsidios a la riqueza.
Alejandro Bulgheroni, presidente de Pan American Energy -que junto a REPSOL, socia del kirchnerismo vía Esquenazi- viene desabasteciendo el mercado de los combustibles, seguirá recibiendo enormes subsidios y la renovación de contratos de explotación por décadas en la región patagónica.
Eduardo Eurnekian, dueño de Aeropuertos Argentina 2000; Juan Carlos Lascurain, presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA); recibieron la promesa de que ni bien se firme el acuerdo del bicentenario, el gobierno se encargará de congelar los salarios y de precarizar aun más las condiciones laborales de sus trabajadores.

Los empresarios y banqueros presentes en el acto critican impiadosamente a los “grasas que se mueven por un chori y un tetra”, ellos saben de lo que hablan.

Un problema de policía

El panorama de una concurrencia de empresarios y banqueros, tan masiva y entusiasta, en el acto oficial, hizo que el kirchnerismo perdiera la chaveta.

Se podría evaluar que a partir del último fin de semana se presentan en la argentina dos realidades: una realidad real y una realidad kirchnerista.
La realidad kirchnerista tiene una coherencia en las maniobras; el oficialismo dispone sus acciones y sin someterlas a prueba las consideran como una realidad indiscutida.
Si en el acto del lunes 9, los principales referentes del capitalismo industrial y bancario aplaudieron a la presidenta, su apoyo para cerrar unilateralmente el conflicto con el campo estaba cantado.
Estas caracterizaciones, desde el oficialismo, cobran una firmeza comparable a la de una realidad material; la realidad kirchnerista funde la maniobra con la realidad objetiva.

Si el gobierno, cuenta con el apoyo político del empresariado –supusieron los estrategas oficiales- la lucha rural es ahora un problema de policía, sólo queda por analizar las tácticas que permitan desalojar las rutas para ponerle un punto final a esta cuestión.
El panorama no podía presentarse más alentador.
Estaba por delante un fin de semana largo -con el día del padre incluido- donde, se sabe, la sociedad se dispone a otros menesteres que la alejan de la lucha política. Es el momento ideal para que “la gendarmería cumpla con su misión constitucional de detener a los sediciosos, que interrumpen el derecho democrático a transitar por las rutas”.
“La represión es ahora o nunca”

Las entidades ruralistas vienen divididas desde hace un tiempo a partir de no poder constituir un programa político común.
Las declaraciones de los principales referentes de Federación Agraria (Buzzi- De Angeli) tienen un carácter fisiocrático, esto es precapitalista, donde se reivindica el poder de la naturaleza para la generación de la riqueza nacional; pero desconociendo que tanto las relaciones sociales, como las relaciones económicas y financieras en el campo son de última generación.
El mantenimiento del frente común en base a la reivindicación “del campo” unido que trabaja para la patria, es una forma de escamotear la necesidad de una verdadera política agraria que comience por la nacionalización del mercado exterior, de los puertos granarios -principal vía de evasión-, de la nacionalización y distribución de la tierra.
El “campo” no tiene un programa nacional para competir con los pooles de siembra, ni contra la concentración de semillas y fertilizantes en manos de las multinacionales (Cargill y Monsanto)

Esta situación de vacío programático se venía haciendo sentir, después del acto de Armstrong, en los piquetes y las movilizaciones que poco a poco perdían adhesión y concurrencia.
El frente de las entidades, lucia deshilachado después del discurso de Cristina y sólo se limitaba a pedir el dialogo y ha diferenciarse de los cortes de rutas de las patronales camioneras.

“La represión es ahora o nunca” predijo el kirchnerismo convencido de que su discurso “distribuidor de la riqueza” lo habilitaba para cualquier política. Se equivocó, como otras tantas veces y terminó pariendo un candidato en el día del padre.

Gobernantes para épocas de paz

El problema teórico de la relación entre la fantasía de las maniobras gubernamentales y los acontecimientos reales va ocupar varias paginas de diarios de acá en adelante.
En realidad el kirchnerismo, hasta ahora, ha sido un gobierno para los tiempos de paz y bonanza económica; los rasgos autoritarios que se le adjudican no superan los de un señor con abultada billetera.

En cada conflicto serio que le toco jugar, el oficialismo terminó en déficit.

Mucha alharaca se hace sobre su triunfo electoral en Santa Cruz, luego del conflicto docente de 2007, pero el costo fueron dos gobernadores renunciados y la declaración de personas no gratas para la mayoría de sus funcionarios de la elite provincial.

La reestructuración política de un nuevo partido de características transversales, terminó con la entrega del capital político acumulado a punteros pejotistas.

La intima relación con la burocracia centroizquierdista de la CTA, terminó por quebrar la central obrera en dos sectores irreconciliables, que sólo buscan la forma de parasitar en torno a los fondos de los erarios públicos como funcionarios gubernamentales.

La política de DD.HH. sirvió para borocotizar algunos organismos, pero Jorge López sigue desaparecido.

El acuerdo con la burocracia de Moyano, ha puesto en crisis el pacto para que el próximo congreso de la CGT lo proclame Secretario General.

Y encima con sus acciones termina fundando un partido opositor, luego de haber gastado fortunas en compra de “cuadros” para deshacerse del resto de los partidos.

17 de octubre o 18 de junio

No hubo, en los últimos acontecimientos del fin de semana, ningún 17 de octubre;
porque no hay detrás de los escarceos entre el gobierno y el campo una postura nacional que se enfrente a una postura proimperialista. Tampoco fueron los trabajadores, los que parando la producción en los lugares de trabajo, se movilizaran masivamente reclamando la libertad de un líder popular.
Hubo, eso sí, una reacción democrática de la población del interior en contra de la represión arbitraria de los Fernández-Kirchner, que es absolutamente saludable.
El gobierno pretende responder a esto con un nuevo acto en la Plaza de Mayo el próximo miércoles. Un nuevo riesgo, producto de la desesperación que pude terminar con un enfrentamiento de proporciones entre los grupos kirchneristas, sobre todo en una etapa en que las contradicciones afloran como nunca a la superficie.

La crítica a la falta de racionalización oficialista frente al conflicto presente, es injusta por dos razones: una, porque el kirchnerismo se debate en una crisis de poder a poco más de 6 meses de gobierno y son pocas las salidas que le quedan para mantenerse por casi 3 años y medio más, encima con elecciones legislativas el próximo año.
La otra, por que la racionalización interviene también en los delirios, transformando una realidad fantaseada en una realidad real.

Los trabajadores

La deplorable situación económica de los trabajadores de los pueblos del interior, es otro factor que hay que tener en cuenta. En la medida en que el paro continúe no hay que descartar una intervención obrera en la crisis por la defensa de sus puestos de trabajo y de sus condiciones de vida.
Tanto las entidades como el gobierno, saben que vienen jugando con fuego en este aspecto.
El cuadro de desabastecimiento e inflación que viene licuando los salarios de todos los trabajadores del país, comienza a generar un debate sobre como se debe actuar en medio de esta crisis, debate incipiente hasta ahora, pero que puede cobrar una importancia fundamental en los próximos días.

La anarquía y el caos al que los capitalistas están llevando al país, necesita de una respuesta de los verdaderos productores de la riqueza nacional.
Las comisiones internas, los sindicatos combativos, las agrupaciones populares deben fijar un rumbo que oriente a los trabajadores en forma independiente y por sus propias reivindicaciones.


Daniel Cadabón

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