Reflexión

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sábado, 5 de julio de 2008

El golpe que denuncia Néstor Kirchner es un golpe institucional

Cuando el Estado se golpea a sí mismo

Embarcado en la dinámica de la presente crisis, el ex-presidente Néstor Kirchner anda chillando por todos los foros que “se viene un golpe de estado”. En cada una de sus intervenciones no pierde oportunidad para revelarse como victima de una situación que apura al gobierno de su esposa y jaquea al poder del estado; declara no tener miedo a denunciar que las movilizaciones y cacerolazos “destituyentes” de la derecha argentina “quieren echar a la compañera Cristina de la Casa Rosada”.

Sin duda, Kirchner se ha puesto serio y pese a que sus declaraciones son desvirtuadas permanentemente por los medios, que lo acusan de tener una mentalidad adolescente y febril, explica que estamos frente a una intentona golpista abierta o, por lo menos, frente a un “doble comando” que intenta limitar el carácter presidencialista de la Republica. No es poco.

De acuerdo a la visión oficialista, la situación política, se encamina entonces a una polarización critica donde lo que está en juego es: por un lado, el kirchnerato, “que como la máxima representación de la democracia consolidada por el voto popular de octubre” denuncia que lo quieren voltear; por el otro el golpismo de derecha, encarnado en las entidades del campo y en el conjunto de sectores opositores -algunos izquierdistas- que los apoyan.
Este frente protogolpista, contaría además con la participación del vicepresidente Julio Cobos, diputados, senadores, medios de prensa y hasta jueces de la Suprema Corte, lo cual le da un carácter institucional.
¿Que tenemos entonces?
Tenemos una movilización política de fuerzas hostiles a la democracia, que conspiran en contra de un gobierno electo por el pueblo, y cuyo poder emana del propio sistema representativo, de los aliados políticos del gobierno y del partido justicialista.
Julio Cobos, es el verdadero paradigma de esta situación. Vicepresidente de la Nación y presidente del senado -lo cual lo coloca en la línea sucesoria de la presidenta- pasó de ser el abanderado de la “concertación plural”, a un miserable golpista que aprovecha el reclamo de la derogación de la resolución 125 (retenciones móviles) para estructurar un frente político similar a la Unión Democrática del pasado, que le permita hacerse con el gobierno.

El kirchnerismo, viene denunciando que una especie de bordaberrización civil está actuando descaradamente en contra del poder del Estado, desde el propio Estado.

El apoyo internacional a la tesis del golpe gorila

Las tesis de Néstor Kirchner, ha encontrado un aliado internacional en el presidente Hugo Chávez, de Venezuela, que comparó la movilización de nuestros telúricos camperos y sus apoyos abiertos y encubiertos, con las intentonas golpistas de los “escuálidos venezolanos” del 11 de abril de 2002, el boicot económico de 2003 y el referéndum revocatorio en agosto de 2004.
De ser acertadas las acusaciones del presidente del gobierno venezolano, faltaría agregar como intervienen los Estados Unidos en medio de esta asonada y cual es rol de las fuerzas armadas argentinas.

Las comparaciones son siempre odiosas, pero si el caudillo venezolano entiende, como Néstor Kirchner, que lo que está en juego en nuestro país es un “golpe sojero”, debería realizar un llamamiento internacional a los trabajadores para que se movilicen activamente en contra del golpe de estado en ciernes.
Las direcciones sindicales argentinas, que con tanto gusto hablan del proceso revolucionario venezolano y del carácter nacional y popular del kirchnerismo, deberían, a su vez, recomendarle a los trabajadores argentinos, el mismo nivel de movilización que mantuvieron los obreros de PDVSA, y del resto de la industrias venezolanas, cuando la asonada gorila en contra de Hugo Chávez terminó mandando a prisión al presidente y obligándolo a renunciar.

Si las denuncias de Kirchner son ciertas las centrales obreras argentinas (CGT-CTA) deben ir preparando la huelga general en contra del golpe reaccionario y organizar a los trabajadores, “para que no falte el pan en la mesa de los argentinos”, en la lucha en contra de la carestía, el desabastecimiento y el aumento salarial.

El kirchnerismo denuncia un golpe ¿y arma una carpa?

Todas las tentativas golpistas cuentan con un financiamiento nacional e internacional
En Venezuela, documentos de la CIA revelaron que el gobierno estadounidense sabía, con por lo menos cinco días de antelación, que ocurriría una tentativa de golpe en contra de Chávez y que avaló y financió a la Acción democrática venezolana.
¿Quién financia el golpe sojero en nuestro país? Cuales son los sectores a los que Kirchner dice “no tenerle miedo” y que sin embargo no denuncia con nombre y apellido.
¿Por qué frente a una intentona golpista, el gobierno se consuela con el armado de una carpa?

El Congreso Nacional votará hoy, si el kirchnerismo consigue ordenar la tropa, con una gran cantidad de modificaciones convenientemente conciliadoras con los “sectores del campo”, la rearfimación de la resolución 125 confirmando al ejecutivo.
Los sectores rurales se adelantan a la posibilidad de una votación negativa a sus intereses y preparan un cacerolazo y una nueva movilización “destituyente, para echar a la compañera Cristina de la Casa Rosada”, que Kirchner brama por los rincones. La crisis amenaza con agravarse en forma descomunal y no habrá carpita que la contenga.

Lo que está en juego

El kirchnerismo, en especial la presidenta ha pasado por varios estados animicos y explicativos a lo, largo del conflicto campero.
En principio planteó que la suba en las retenciones a la soja estaba pensada como una estrategia que desalentara el extraordinario incremento de este cultivo a lo largo y a lo ancho del país.
La provincia de Buenos Aires, pero de conjunto, la Argentina toda, es una inmensa plantación de soja, donde la mayoría de los productores agrarios opta por este monocultivo en función de los extraordinarios precios internacionales. La ganancia, diosa del movimiento comercial capitalista, apunta a la soja desalentando la oferta de trigo, maíz y productos agrícolas que servirían para alimentar el mercado interno a costos relativamente bajos.

El kirchnerismo acusó a los pequeños y medianos productores de no diversificar su siembra, tentados por los precios internacionales, con lo cual golpean al mercado interno, pero no denuncia su propia política de aliento a los grandes grupos sojeros con los cuales hoy disputa.

La cobardía rodea al griterío oficialista, que pretende hacer de la retenciones móviles una causa nacional mientras no realiza una sola acción para distribuir la tierra, nacionalizar los mercados y los puertos y movilizar a los sectores oprimidos en contra de la especulación financiera que hoy rodea a todas las actividades del campo.
En promedio, los precios de los alimentos se cuadriplicaron en el lapso de cinco años.
En los dos últimos años, desde el 2005 para acá, el trigo creció un 162%, el aceite de soja un 155%, el maíz un130%, el arroz un 122% y el grano de soja un 138%. Y se siguen registrando aumentos de entre el 40 y el 50% en todos estos bienes sólo en los últimos tres meses.
Kirchner grita pero todo este tiempo hizo “mutis por el foro” regodeánse con un superávit basado en porotos de soja.

La concentración de la tierra en manos de los “pools de siembra” y concentración monopólica de fertilizantes y semillas en manos de empresas multinacionales ( Monsanto, Cargill) es lo que encarece el precio de los alimentos. La especulación financiera capitalista vuelve a obtener ganancias sobre la base de la expoliación y el hambre del pueblo.

Kirchner sostuvo durante años esta política maltusiana, de considerar que los aumentos en el precio de los alimentos corría por cuenta de la agrandada capacidad de consumo de los pueblos del mundo, que hacen que la oferta no de abasto; para el kirchnerismo la crisis alimentaria que recorre el planeta, y que deja a un 50% de la población del mundo al borde de la subalimentación, era una crisis de crecimiento que mostraba la salud del capitalismo popular. “Los pueblos reclaman nuestros alimentos porque progresan en su situación económica”, se animó a decir el ex presidente cuando su relación con los sojeros no era como la actual.

El kirchnerismo que, en esta oportunidad, debate en contra de los sojeros no se apoyará en el pueblo para frenar el “golpe de los mercados”; no es su estilo ni su convicción. Se respaldará hasta donde le sea posible en los Bulgheroni y en los burócratas sindicales, implicados en todas las intentonas golpistas del pasado, esperando una salida entre caballeros. Después de todo, todos son “burgueses nacionales”.

La denuncia de golpismo que realiza el oficialismo es tan inconsecuente como toda su política.

Si hay algo que revela la presente crisis, es el fracaso de las políticas oficiales en todo su esplendor, cuando le toca enfrentar la 4x4 de los Varizat, a las 4x4 de sus ex aliados.


Daniel Cadabón

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